viernes, 29 de mayo de 2015

CUATRO POEMAS DE CONSTANTINO CAVAFIS



Constantino Cavafis

ÍTACA

 TRADUCCIÓN: Pedro Ignacio Vicuña

Cuando tomes el camino a Ítaca,
desea que el trayecto sea largo,
lleno de enseñanzas y aventuras.
A los Cíclopes, los Lestrigones,
al airado Poseidón no vayas a temer,
tales criaturas no hallarás en el camino
si tienes el juicio en alto, si una emoción
sublime el espíritu y el cuerpo te acaricia.
Νi cíclopes ni lestrigones
ni al airado Poseidón encontrarás
si en tu alma no los llevas
si tu alma no los pone frente a ti.

Desea que el camino sea largo.
Υ muchas las mañanas de verano
en que alegre y complacido
llegues a puertos vistos por primera vez
en los mercados fenicios detente
y obtén de sus preciosas mercancías
ámbares y ébanos,  marfiles y corales,
y toda suerte de sensuales perfumes
cuánto más puedas abundantes perfumes sensuales;
a muchas ciudades de Egipto acude
y aprende y aprende de los ilustrados.

Ten siempre a Ítaca en tu mente
tu destino es ese, llegar allí.
No apresures, sin embargo, el viaje,
es mejor que dure muchos años;
y que viejo ya recales en la isla
con los tesoros que ganaste en el camino,
sin esperar que Ítaca te dé riquezas.

Ítaca te ha dado el bello viaje,
Sin ella nunca hubieras hecho el camino.
Pero nada más ya tiene para darte.

Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Sabio como ahora eres, con experiencia
habrás entendido, ya, las Ítacas qué significan.






LA CIUDAD

Traducción: Pedro Ignacio Vicuña


Dijiste, “Iré a otras tierras, iré a otro mar.
Otra ciudad voy a encontrar mejor que esta.
Cada esfuerzo hecho aquí es una fatal condena;
y mi corazón –como un muerto– está enterrado. 
Hasta cuándo mi razón vivirá en este marasmo.
Donde sea que vuelva los ojos, donde quiera que vea
despojos negros de mi vida encuentro aquí,
donde tantos años pasé y destruí y desperdicié”.

No encontrarás nuevos lugares, otros mares no hallarás.
La ciudad te va a seguir. En las mismas calles
vagarás. En los mismos barrios  vas a envejecer;
y en estas mismas casas encanecerás.
Siempre a esta ciudad vas a llegar. Hacia otra parte –no esperes–
no hay barco para ti no hay calle.
Así como tu vida destruiste aquí
en este mínimo rincón, en la tierra entera la has desperdiciado. 






EL DIOS ABANDONA A ANTONIO


Traducción: Pedro Ignacio Vicuña

Si de pronto a medianoche escuchas
la comparsa invisible pasar
con músicas soberbias, con voces –
tu suerte que ya cede, tus obras
fracasadas, los planes de tu vida que
salieron todo engaño, no lamentes en vano.
Como preparado de hace tiempo, como un valiente
despídete de Alejandría que se va.
Sobre todo no te engañes, no digas que fue
un sueño, que una ilusión ha sido de tu oído.
No abrigues esas vanas esperanzas.
Como preparado de hace tiempo, como un valiente
cual te corresponde el honor de tener esa ciudad,
acércate a pie firme a la ventana
y escucha emocionado, pero sin
los ruegos ni las quejas propias de cobardes,
como último placer los sones,
los soberbios instrumentos de la invisible comparsa
y despídete de la Alejandría que pierdes.




ESPERANDO A LOS BÁRBAROS

Traducción: Pedro Ignacio Vicuña


- ¿Qué esperamos reunidos aquí en esta plaza?

A los bárbaros que van a llegar hoy.

- ¿Por qué esa abulia instalada en el Senado?
¿Por qué están los Senadores ahí sin legislar?

Porque los bárbaros van a llegar hoy
¿Qué leyes van a hacer los Senadores ya?
Cuando lleguen los bárbaros van a legislar.

- ¿Por qué el emperador se ha levantado tan temprano  
Y en la puerta principal de la ciudad está sentado,
solemne sobre el trono, llevando la corona?

Porque los bárbaros van a llegar hoy
Y el emperador aguarda recibir
A su jefe. Incluso más, dispuso
un pergamino para darle. En él
le otorga muchos títulos y nombres. 

- ¿Por qué los dos cónsules y los pretores han salido
El día de hoy con esas togas rojas y bordadas;
Por qué esas pulseras con tantas amatistas,
Anillos luminosos, brillantes esmeraldas;
Por qué hoy día van con los valiosos bastones
De oro y plata labrados con arte excepcional?

Porque los bárbaros van a llegar hoy;
Y esas cosas deslumbran a los bárbaros.

- ¿Por qué los dignos oradores no vienen como siempre
A decirnos sus discursos, a hablar de sus asuntos?

Porque los bárbaros van a llegar hoy
Y se aburren con discursos y elocuencias.

- ¿Por qué ha comenzado de repente esta inquietud
Y confusión. (Las caras se  volvieron taciturnas).
Por qué así presto las calles y las plazas se han vaciado
Y todos regresan a sus casas preocupados?

Porque anocheció y no llegaron bárbaros.
y vinieron desde la frontera algunos
diciendo que los bárbaros no existen ya.

Y ahora qué será de nosotros sin los bárbaros.
Esas gentes hubieran sido una cierta solución.  


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