Gracias al Premio BELEROFONTE que me fue otorgado por la Fundación Gabriel y Mary Mustakis, pude realizar, en el mes de junio de 2007, el viaje a Grecia que estaba esperando para poder continuar con el proyecto de realizar una Antología de la Poesía Griega de la Primera Generación de Posguerra. Tuve la oportunidad de conversar con mi amigo el poeta Titos Patrikios, con la escritora Nora Anagnostaki, viuda del poeta Manolis Anagnostakis, con el poeta Cristos Roumeliotakis, presidente del Centro de Investigaciones Poéticas Takis Sinópoulos, con los herederos de los derechos de Miltos Sachtouris y de Eleni Vakaló y logré reunir una importante cantidad de material crítico que me faltaba para poder continuar con el trabajo de investigación que me permita preparar una buena introducción a la Antología. Desgraciadamente, no pude reunirme con el poeta Héctor Kaknavatos ya que estaba aquejado de problemas de salud, pero logré reunir importante material, también relativo a su obra.
Este viaje fue un gran reencuentro con esa tierra que me acogió durante tantos años de vida en el destierro. Gracias a las gestiones de nuestra Embajadora en Grecia, Sra. Sofía Prats, fui invitado a la Biblioteca Gennadios a reconocer las cartas que le escribí al poeta Odysseas Elytis durante los largos años de nuestra amistad. Fue realmente emocionante ver con qué cuidado las había guardado el poeta entre los bienes de su archivo y fue, a la vez, reconfortante, sentir con qué cariño me recibieron y me otorgaron una importancia que jamás en Chile he sentido. Imagino que el universo de la literatura en lengua griega -aparte de cavafis- no representa un mayor interés para nuestros poetas que miran constantemente al universo de la Europa más occidental y de los Estados Unidos de Norteamérica. Es por eso que me pregunto a veces, ¿Tiene real sentido el que yo emprenda un trabajo de antologación y traducción de los poetas griegos de la generación inmediatamente posterior a aquella que le dio dos Nobel a Grecia? Quizás no, quizás pensar en dar a conocer ese universo en nuestro país sea como lanzar una botella al mar, con casi nula esperanza de que alguien pueda alguna vez recogerla. Sea. Pero la necesidad de sentir esa poesía sonando en lengua castellana es más fuerte en mi alma.
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